Capítulo 3

Capítulo 3

El corazón se  me aceleró tan rápidamente que no era capaz de decir ni un simple dígame.

Era Leo.

-¿Qué querías?-Dijo con un tono seco y tajante.Tono que solo utiliza cuando está muy enfadada.

-¿Estás bien?-Pregunté.

-Estaría mucho mejor si pudieses confiar en mí.Si me contases las cosas, esto ya no es como antes. 

-¿Perdona ?...Has sido tú la que ha decidido pasar de mi cara.- Me enfurecí.

-Sabes que te digo tía que te den, que me olvides, que no quiero volver a saber de ti, que eres patética y que si quieres salir o tírarte al guaperas ese, me parece estupendo...Adiós.

-¿Adiós?

Increíble, ahora mi mejor o la que era una de mis mejores amigas, ¿se había cabreado por una tontería?

Hoy no había tenido oportunidad de verla después de que Austin me pidiese quedar, y así tan a la ligera, había decidido decirme ADIÓS, ¿por qué acababa de conocer a un chico?

No lo podía creer, en cuanto me lavé los dientes y me acosté, empecé a pensar si en estos momentos acabaría sola en el mundo y sin amigos por culpa de una soberana tontería.

Mi madre llegó como de costumbre a mi habitación para desearme felices sueños y empezó a preguntarme qué es lo que me ocurría. Decidí no contarle nada sobre el tema con la esperanza de que todo se solucionaría.

Pero ya se sabe, las madres insisten en saber todo lo que nos pasa y afirman que con tan solo mirarnos a los ojos saben que estamos mal .Es algo que nunca podré entender la verdad. De pequeña pensaba que tenía una especie de súperpoder extraño para averiguarlo. Pero ahí sigue la incognita, cosas de madres. Insistió tanto que final el plan principal se desmoronó y con pena se lo expliqué como pude.  

-Mamá, Leo...-Dije entre sollozos.

-¿Qué ocurre con Leo?- Preguntó asustada.

- Se ha enfadado conmigo, porque no le dije lo de Austin, ni siquiera somos amigos solo nos estamos conociendo y me viene con esas formas, no lo entiendo, si por lo menos me hubiese dado una oportunidad para explicarle. Creo que ya somos más o menos adultas, tenemos diecinueve años y no es capaz de comportarse como tal.-Dije con los ojos inundados de esas gotitas que tanto odio.

Mi madre, puso cara de discurso y me limpio "las gotitas", que al poco de terminar de hablar cayeron sin piedad recorriendo mis mejillas rosadas y me consoló diciendo:

- Mira cariño, en la vida ocurren estas cosas y son difíciles de explicar, ya que crecemos y cambiamos…

- Ya mamá, ¿y qué culpa tengo yo? Si ni me ha dado tiempo de explicarle nada …

- A veces pasan cosas de ese tipo Catherin... ¿Le gustaba a ella ese chico?

-No lo creo mama, va a mi facultad yo creo que ni le conocía.- Lo dije con tono dubitativo aunque en mi interior sabía que no era posible. 

-Entonces deja que  transcurra un poquito el tiempo y que se enfrié las cosas y luego trata de aclararlo o seguramente vendrá ella a solucionarlo.

Me fié de las palabras que dijo mi madre, ya que ella siempre acierta en todo o casi todo. 

La semana de los exámenes paso rapidísimo nos situábamos en jueves y estuve toda la semana  sin pegar ojo , aunque debo admitir que alguna tarde que otra salí con Austin y empecé ha percibir cierta química entre los dos .Cuando la semana hubiese pasado, pensé que me vendría bien descansar el fin de semana .Estaba en mi cuarto repasando temas y llamaron a mi puerta, era mi madre que me anunció nuestras famosas vacaciones. Las vacaciones de los Fieldman. Yo decidí quedarme sola en casa esta vez, nunca lo había hecho, pero este año me sentía preparada para quedarme sola, no quería permanecer una semana y pico fuera de mi casa, necesitaba descanso y soledad. Mi hermano en cambio, prefirió irse con mis padres y así perdía algunos días de instituto. Mi madre aceptó mi propuesta y le contó a mi padre mi decisión, estaba de acuerdo con ello confiando en mi madurez. La verdad es que en cierto modo un poco de pena me daba no irme, pero pudo mi vaguería y mi búsqueda de la tranquilidad.

Días después acompañé a mis padres y a mi hermano al aeropuerto, decidí llevarlos yo en mi coche, mi pequeño escarabajo, me lo regaló mi abuela cuando cumplí los dieciocho y a lo bautice como “El trotes”, era un coche sensacional. Los despedí y mi madre insistía en que me portase bien, que no comiese nada de "guarrerias", que las sobras estaban en la nevera y que la comida en el congelador. Asentía con dejadez y mi padre la cogió del hombro me beso y se dirigieron hacia la  ventanilla de embarque en cuanto vi que fueron a entregar la documentación me fui, hacia el aparcamiento para coger a “El trotes”. Al salir de la terminal decidí ir al supermercado para comprar alguna que otra "guarreria" ya que fruto prohibido siempre es bien avenido .Compre helado maxi de chocolate, patatas fritas y algunas que otras chucherías más. Cuando llegué a casa guarde el coche en el garaje y me dispuse a colocar las cosas compradas en la cocina.

El fin de semana transcurrió con tranquilidad sola en casa, eso era lo mejor, sin gritos sin Jaime, sin tener que estudiar. Podía hacer y comer lo que me apeteciese a pesar de que  mi madre me había dejado  algunas comidas en el congelador. Mi madre llamaba cada poco tiempo para preguntarme qué tal estaba y muchas veces pasaba de cogerle el teléfono. Entiendo que nunca me habían dejado antes sola en casa y se preocupase, pero tanta llamada ya no era normal.

 Decidí el domingo pedir una pizza para cenar y alquilar una película interesante .Cogí la tarrina maxi de helado de chocolate y  nata,  mientras veía la película en el sofá.

De pronto sonó el timbre, era muy tarde y empecé a pensar quién podía ser le di al pause y empecé a pensar, mis padres no podían ser ya que estaban en España de vacaciones, Leo estaba enfadada y no creo que se le hubiese pasado por la cabeza hacerme una visita.

-Nose, nose...-Me dije asustada y confusa.

Me acerqué a la puerta me dispuse a abrirla y detrás se encontraba... 

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