Bueno mis bloggers pues después de un tiempo poco inspirada y ocupada, la musa acabó por aparecer y...lo prometido (aunque algo tarde jiji) es deuda. Aquí tenéis el séptimo capítulo de Catherine espero que os guste.
Un saludo Ángela ;)
Capítulo:7
El
texto decía:” Piensa bien lo que sientes, luego haz lo que verdaderamente
sientas”. No entendí bien aquellas palabras y que es lo que me querían decir.
Pero empecé a pensar en quién podría haber sido el responsable de aquello. El
primer nombre que me vino a la cabeza fue el
de Austin por lo que me dirigí al ordenador hecha una furia. Quería dejarle
claro que no tenía porque darme lecciones de vida. No era el más indicado. Pero
cuando estaba a punto de soltar todo lo que le quería decir el teléfono sonó.
Salí en busca del inalámbrico cuando noté que alguien estaba en mi casa un
escalofrío recorrió mi espalda y una sombra quedó al descubierto en una de las
habitaciones del largo pasillo. No sabía qué hacer. Entonces decidí aventurarme
y mirar en la oscura habitación.
***
-Eres
idiota mira que te lo he dicho veces. No sabes hacer nada bien.- Dijo aquella
voz tan enfurecida. – Nunca vamos a llegar a nada. ¿Sabes que te digo...? Sigue
así y acabarás fuera de la misión.
El
chico asustado por la reprimenda de su superior prometió hacerlo mejor.
-Sabes
que lo voy a conseguir.
-Austin,
no me gusta nada la forma en la que estas llevando a cabo mi plan así jamás
vamos a poder conseguirlo.
-
Si, lo vamos a conseguir. La voy a matar. Te lo prometo.
Austin
salió de aquella casa olvidada en el bosque. Recordando aquellas palabras.
<<Estúpido fracasado, tenlo presente>>. Se repetía una y otra vez.
***
No
había nada la habitación estaba vacía. << Catherine tranquila, serán
imaginaciones tuyas, no te preocupes>>. El teléfono dejo de sonar lo que
hizo que dejase de recorrer el camino hacia él y tomase rumbo hacía mi habitación. Pensativa
decidí dar media vuelta y comprobar de quién era la llamada. Podrían haber sido
mis padres.
Cuando
llegue al teléfono inalámbrico y comprobé las últimas llamadas no apareció
ningún número. La lista de llamadas perdidas estaba en blanco. ¿Y si había sido
todo producto de mi imaginación? ¿ Y si resulta que todo había sido un sueño?
Pero no fue así. Yo era consciente de lo que había sentido y de lo que había
oído.
Caminé
hacia la cocina a coger una taza de
leche, necesitaba que mi cuerpo convirtiese el triptófano en serotonina y
dormir. Mi cerebro necesitaba un descanso, la nota, las sombras aquella
llamada. No tenía respuesta para tanta pregunta. Preguntas que quise olvidar y
dejar de lado.
Tumbada
finalmente en la cama, los parpados me pesaban más y más. Quise dormir pero no
pude, aunque mi cuerpo así me lo pedía. En mi cabeza solo estaba todo lo que
había sucedido con Austin y esa tal <<Claire>>. ¿Podría haberlo
magnificado yo todo? ¡Qué mierdas! Me respondí. Era evidente lo que había
pasado. A él le seguía gustando ella y si hubiese sido de otra manera, si yo estuviese
en error, me lo hubiese demostrado y no lo había hecho.
Me
acurruqué en mi cama abrazada a la almohada, como si ese abrazo fuese a aliviar
mi preocupación. Me sentía insegura y desprotegida. ¿Por qué no habrán vuelto
ya de esas vacaciones en España?
-Catherine…-
Escuché mi nombre en un susurro. No quise moverme de aquella posición. No quise
mirar a la puerta.-Catherine…Fieldman mírame- Susurró la voz nuevamente.
La
adrenalina me lo pidió, me pidió moverme y comprobar a quién pertenecía esa
voz.
Me
giré despacio, mirando a la puerta a la que estaba dándole la espada. No había
nadie.
Venga
Catherine, te estás volviendo loca. Me dije. Volví a darle la espalda a la
puerta. Y algo rozó mi brazo desnudo y fuera de las sábanas a rayas que mi
madre me puso antes de irse a España. Abrí los ojos temerosos pero decididos a
comprobar quién era.
-¡Austin!
¿Qué haces a estas horas aquí? ¿Y cómo has entrado?
-
Catherine, te deje mal y no podía dormir. No paraba de dar vueltas en la cama y
pensar en ti.
-¡Austin
creo que no es el momento te pediría que te fueses de mi casa!
-No
entiendo el motivo de tu odio, ahora hacia mí.
-No
quiero hablar más contigo de verdad Austin.
Le
acompañé a la puerta amistosamente -dentro de lo amistosa que mi enfado me
permitió ser- y me aseguré de cerrar bien la puerta.
Miré
en la cocina y la puerta que daba al jardín de atrás estaba abierta.
Seguramente
Austin entrase por ahí. Cerré la puerta, me di cuenta que la cerradura estaba
forzada que había forzado la entrada a mi casa, había forzado aquella
conversación. La conversación que no accedí a tener y que por supuesto sabía
que quedaría apuntada para la próxima vez que volviésemos a vernos.
Subí
las escaleras a mi habitación.
No hay comentarios:
Publicar un comentario